
El tema de la obra: mito y por qué se hizo
El tema de David ha sido un tema recurrente en el seno de la iconografía cristiana. Según las crónicas bíblicas, fue uno de los grandes reyes judíos, no solo por su famoso episodio con Goliat sino porque fue el padre de otro gran rey del pueblo de Israel, Salomón.
David era el hijo menor de los ocho hijos de Jesé y de Belén. En la Biblia lo encontramos en los dos libros de Samuel. El mito recogido en estas páginas nos cuenta que David fue ungido por este profeta como nuevo rey de Israel. Además de pastor, David sabía tocar el arpa. Así que entró a servir al rey Saúl, que en ese momento luchaba contra los filisteos. Allí se enfrentó con el gigante Goliat, al que mató de una pedrada que lanzó con su honda. La piedra le dio en la frente y Goliat cayó al suelo. Con la espada que portaba el gigante, David le cortó la cabeza.
Esa es la historia que cuentan las sagradas escrituras y es importante conocerla para saber por qué David se representa cómo se representa y reconocer los atributos que acompañan al rey de los judíos en la mayoría de las obras en las que aparece esta mítica figura cristiana. Así, normalmente se suele recoger el momento posterior al enfrentamiento, cuando el rey le ha cortado la cabeza al gigante filisteo. Por eso, lo habitual es encontrarlo con la cabeza de Goliat a sus pies y con la espada en la mano, o bien lanzando la piedra que acabaría con la vida de este ser fantástico. También es muy habitual hallar cuadros donde David está tocando el arpa. Asimismo, son constantes aquellos en los que David aparece junto a Betsabé, madre de Salomón, o Abigaíl; ambas mujeres fueron esposas del monarca hebreo.
De este modo, a tenor del mito que narra la Biblia, identificar al rey David en pintura y escultura es sencillo si nos centramos en la representación que se describe y en los atributos que lo acompañan. Como en el caso del David, de Miguel Ángel, suele ser habitual que porte la honda con la que lanzó la piedra a Goliat, pero también puede aparecer con el arpa o la cítara. Por supuesto, es inconfundible su identificación cuando aparece con la cabeza del gigante y la espada.
Un tema popular en la historia del arte
A lo largo de la historia del arte hay bastantes ejemplos de este tipo de representaciones. Incluso durante el siglo XV; además de la escultura de Miguel Ángel, se ejecutaron otras obras en Italia que igualmente representaban a este rey tras la batalla contra el gigante Goliat. Donatello o Verrocchio también recurrieron a este tema y lo hicieron representando al monarca del modo habitual: con la espada y la cabeza de Goliat.
Una escultura politica
Amén del carácter mítico de la presentación, la escultura de Miguel Ángel está asociada más a la política que a la religión. Es por ello por lo que la figura difiere a las que normalmente aparecen en otros cuadros. El David de Miguel Ángel es una figura que recoge el momento anterior al enfrentamiento con el gigante y para el artista de Caprese supuso el mejor ejemplo de la fortaleza e independencia de los ciudadanos de Florencia, de la república tras la caída de los Médici en la ciudad toscana.
El lugar, la plaza de la Señoría, suponía todo un manifiesto sobre las intenciones políticas que escondía el David. Junto con la catedral, la plaza simbolizaba no solo la importancia política y económica de la familia florentina sino también su legado cultural como mecenas del arte renacentista. Pero eso fue antes de que se produjera la expulsión de Pedro II, hijo de Lorenzo, a causa de su derrota contra los franceses. El fin del poder de los Médici supuso la independencia de la república en Florencia.
La plaza fue también el emblema de la persecución religiosa que el fraile Savanarola llevó a cabo en la ciudad en un clima de fanatismo absoluto. Aunque esto duraría poco. En 1498 fue quemado en la hoguera en este mismo lugar en una maniobra auspiciada tanto por la propia república como por el papado, con el Borgia Alejandro VI al frente.
Por todo ello, tanto la representación de la figura de David, que se alejaba de la iconografía habitual, como el lugar donde se colocó la escultura una vez Miguel Ángel la hubo finalizado contienen un marcado cariz político: un mensaje claro a favor del gobierno republicano y de la independencia política y cultural de los florentinos.
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